id

feva

chu

CONTENIDO
REPORTAJES
ENTREVISTAS
SOCIALES
BUZÓN DE SUGERENCIAS
CURIOSIDADES DEL
UNIVERSO...
guia GUIA HOLÍSTICA PROFESIONAL
directorio DIRECTORIO
ESOTÉRICO
CARTAS
A  LA
REDACCIÓN
ENLACES
de Interés
(Links)
LOS
COMENTARIOS DE CUPERTINA
AGENDA HOLÍSTICA
LIBROS!!
Busque su pareja
 perfecta en el amor...
TABLA DE AFINIDADES
¿LOS ANTIGUOS POBLADORES DE
LA PALMA ERAN CONOCEDORES
DEL COSMOS?

Por  astr. Rosa Pezzuti -  La Palma, Islas Canarias
La isla de La Palma tiene en marcha, desde hace algunos años, un proyecto que ha llamado mi atención por el indudable interés que suscita en los astrólogos escuchar sobre estudios prehistóricos basados en la Posición  Astronómica.
Gracias a su labor de campo, el prehistoriador palmero Miguel Martín, ha revelado todo un sistema sociorreligioso que conecta las manifestaciones sagradas con la Cosmología.

Las diversas estructuras geométricas diseminadas a lo largo y ancho de la geografía insular de la isla de La Palma, son símbolos de elevación, así como un medio de comunicación con la bóveda celeste. La elaboración de estas estructuras sobre el terreno no se debe al capricho de quienes las realizaron, sino que se realizaron siguiendo un minucioso modelo preestablecido, hasta llegar a configurar todo un complejo sistema.

La observación del cielo, entre las culturas antiguas del planeta, estaba como creo que ya todos tenemos meridianamente claro, muy vinculada a la vida cotidiana, a los movimientos del Sol y de la Luna y de otros planetas y estrellas.
Los ciclos solares y lunares eran especialmente importantes para los primeros agricultores, que dependían del conocimiento exacto del cambio de las estaciones, con el fin de mantener sus cultivos. Lo que les llevó a alcanzar una gran familiaridad con los movimientos del firmamento.

En la isla de La Palma, esto no fue una excepción y así fue para los antiguos awaras (o benahoaritas), el primer pueblo que se asentó en la isla proveniente del Norte de África. La sociedad awara era una sociedad eminentemente oral, según nos cuenta el prehistoriador Miguel Martín, no hacían efigies de sus dioses y usaban diferentes rituales para mantener el orden del mundo. Sus santuarios eran al aire libre, experimentando el paisaje como algo espiritual; adoraban los elementos más destacados del territorio en el que se asentaban como los roques y las montañas, estableciendo los cuatros puntos solsticiales.

Por encima de todo, se encontraba un dios o diosa del cielo, Abora, así como un dios maligno con forma de perro lanudo, Iruene. También se hacían ofrendas a un roque llamado Idafe, el soporte del cielo para estos awara, localizado en el interior de La Caldera de Taburiente, situada en el antiguo cantón de Aceró. Las ofrendas a Idafe se realizaban con el fin de que se siguiera manteniendo en su posición y no cayera provocando el fin del mundo.

Los awara, como ya he mencionado, se dedicaron a observar los movimientos de los astros en el cielo y una vez comprobado su carácter cíclico, creyeron que podían encontrar en ellos las respuestas que necesitaban. Por algún motivo, no totalmente dilucidado hasta ahora, pasaron de la observación a la adoración como dioses y a orientar sus construcciones hacia dichos astros, visibles hoy por los amontonamientos de piedras, canales y cazoletas esculpidas sobre la roca y a la talla de símbolos geométricos sobre las piedras, los denominados petroglifos.

Es de resaltar que la isla de La Palma es uno de los lugares del mundo con mayor número de estos grabados rupestres. En un espacio tan reducido se construyeron unas 300 estaciones y cerca de 900 paneles, así como más de 11.000 de estos grabados rupestres.

Para mí, entre las investigaciones más interesantes llevadas a cabo por diversos especialistas en el archipiélago canario en los últimos años, destaca el estudio del ya mencionado prehistoriador Miguel Martín, sobre el culto de la estrella Canopo entre los antiguos habitantes de Canarias. Canopo o Canopus es el nombre de la estrella Alfa Carinae (α Car), está en la constelación de Argos, el Barco y es la segunda estrella más brillante del cielo nocturno tras Sirio (α Canis Majoris). Aunque se trata de una estrella del hemisferio celeste Sur, puede observarse incluso desde la costa africana del mar Mediterráneo.

En el 4420 a.C, Canopo  apareció, por primera vez, en la perspectiva de la meseta de Giza, ascendiendo por el horizonte meridional. No está de más mencionar, como dato, lo que nos dice el poeta y astrólogo latino Marco Manilio ‘los navegantes de la constelación del Argo, los argonautas (Canopus, culminando y triunfador), encuentran al vellocino (constelación de Aries)’, que viene a explicar de forma poética que cuando por el Oeste se ocultaba el grado 5 de la constelación de Aries (que entonces sí que coincidía con el signo de Aries), por el horizonte Sur asomaba Canopus (que entonces estaba a 20º del signo de Géminis. Manilio nos sigue contando que los que nacen (en Alejandría en el siglo I d.C.) con el Descendente a 5º Aries (quiere decir, con Argo culminando, en la cúspide de la Casa X) "serán pilotos de nave, cambiarán la tierra por el mar, perseguirán la fortuna con los vientos para el intercambio de productos y querrán atravesar en sus barcos el mar entero".

Para la Astrología, las estrellas más importantes, aquellas que podían ser observadas, tenían una influencia cuando estaban en conjunción a menos de 2º de orbe, con planetas o ángulos de la Carta Natal. Son las llamadas estrella fijas aunque, obviamente, no lo sean, ya que se mueven unas pocas docenas de segundo de arco por año (para ser más precisa, un grado cada 72 años, aproximadamente).

El astrónomo griego Hiparco de Nicea y, posteriormente Ptolomeo, describió un gran número de estas estrellas con sus respectivos significados. Se conocen cerca de 150.
Canopo, una de estas estrellas fijas, era el cuerpo celeste más idolatrado por los primeros pobladores de las Islas Canarias. Desde el Archipiélago, se puede contemplar, si la noche está despejada, a partir de finales de agosto, hasta los primeros días de mayo.

Salvando las diferencias propias de cada isla, para la antropóloga italiana Viviana Pâques, estos primeros pobladores explicaban la cosmogénesis a través de la inmolación anual de un morueco o carnero, momento asimilado a esa explosión de la estrella matriz que generó el primer cielo.

Del sacrificio de Canopo habrían nacido cuatro constelaciones de seis estrellas, que surgen en el cielo conforme a un orden específico, abierto por la aparición de las Pléyades en primer lugar. Esto nos da una idea de la importancia de esta estrella para los awara. Ahora bien, al margen de lo que son los hechos constatables a nivel antropológico, cosmológico, etc., me surge la pregunta siguiente, ¿porqué los antiguos pobladores de las islas Canarias se fijaron en una estrella tan lejana como Canopo, aun viéndose en este hemisferio? ¿Qué importancia pudo tener para que ellos le asignaran un papel tan principal, según la profesora Pâques, en el nacimiento del Universo?

Todo ello sin olvidar el hecho fundamental de que estamos hablando de un pueblo que carecía de medios elaborados para observar el firmamento.

Las interrogantes nos hacen seguir investigando y plantearnos preguntas cada vez más certeras, borrar el pasado, para nuestra fortuna, no es tarea fácil, sino ya se hubieran perdido estos maravillosos conocimientos, que nos permiten adentrarnos en ese mundo sabio llamado aborigen.

Ciertamente sería muy engreído pensar que todas las respuestas están en el firmamento y aun así hay un largo historial que nos induce a pensar que no estamos del todo desencaminados. Como siempre, existe una dualidad, por un lado los detractores que han ridiculizado, y siguen intentándolo, las evidencias tachándolas de supercherías y por el otro, esa rama que intenta  recuperar la memoria ancestral que está literalmente conectada con algo infinitamente superior y aún fuera de nuestro entender.
marzo de 2014
Rev. Dig. UNIVERSO Nueva Era

articulos Pulse aquí para volver a artículos
portada Pulse aquí para volver a portada